Sentir y comprender: el conocimiento de lo inmediato
Comprender es comprender el sentido profundo que algo o alguien tiene para mi. En la comprensión del mundo, de la vida, de los demás y de uno mismo está la clave. Cuando comprendemos descansamos confiados sobre lo comprendido. Cuando comprendemos cesa la insistencia por conseguir esto o lo otro, es como si firmáramos la paz. Cuando no hay paz hay revoltura, queja, inquietud, intransigencia, castigo… En definitiva: guerra, insatisfacción, sufrimiento.
El sufrimiento nace de la ignorancia y la ignorancia básicamente es incomprensión, cuando se comprende cesa el sufrimiento. La comprensión es posible porque el mundo, la vida, los demás y uno mismo respondemos a un orden, a un mismo y único orden. Comprender es posible porque todo tiende a lo mismo: a su propio bien, a su máximo desenvolvimiento. Y lo que quiera que sea ese bien al que la vida me lleva, no puede ser en esencia distinto a tú bien. Aunque los caminos sean infinitos, cabalgamos rumbo a una misma expresión de crecimiento y actualidad.
¿Qué sentido tiene la vida? Crucial pregunta. La única respuesta evidente es que el sentido de la vida es sentirla, simplemente sentir la vida. A primera vista, parece una respuesta desconcertante, pero no lo es. El sentido último de todo sentido es sentir, sin más.
¿Cómo sentir, cuántas formas hay de sentir? Podemos sentir muchas cosas (físicas, emocionales, mentales, incluso espirituales) pero si las sentimos es porque disponemos de un sentir que incluye a todos esos otros sentires, un sentir del sentir. Un sentir que se repliega sobre sí mismo y concluye, se completa sin necesidad de seguir buscando un sentido hasta el infinito. Si pensamos que nuestro sentir nos puede engañar, o ser inútilmente subjetivo, cuanto más lo podríamos pensar del propio pensamiento, que ocurre en un espacio mental impreciso, lleno de espejos y fantasías, incluida la ilusión de una total objetividad.
Cuando sentir y comprender dialogan conscientemente, surge la comprensión sentida. La comprensión sentida es el tipo de conocimiento que está en la base de la filosofía sapiencial (1). Lo que el asesor y el asesorado comparten es esa comprensión sentida. Ni se puede asesorar sobre lo que no se comprende; ni nada transformar sin comprenderlo.
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(1) La filosofía que practicamos los asesores formados en la Escuela de Filosofía Sapiencial., creada por Mónica Cavallé.