El sentido del sentir: estar presente
En contra de lo que comúnmente se cree, la vida no tiene sentido. Es decir, la vida no puede ser un medio para otra cosa, no puede existir una finalidad distinta a ella misma a la que ella nos remita. La vida solo puede ser un fin en sí mismo.
En este aspecto, el concepto filosófico de vida coincide con el concepto biológico (1). No vale explicar el origen y la evolución de la vida en La Tierra mediante argumentos externos al fenómeno mismo de la vida. Lo que de alguna manera aquí está implícito es que hay otras formas, abiertas a la espontaneidad, de entender la inteligencia, que no son necesariamente ni directivas ni jerárquicas. Cuestión esta, a su vez, estrechamente relacionada con las dinámicas de auto-organización y auto-producción o autopoiesis (2).
Si algún sentido hemos de dar a la vida es el de vivirla, sin más. Y cuando la vivimos desde ese sentido con honestidad, no como un decir, entonces sentiremos la plenitud de la vida, no como un relato. El sentido, el sentir y el ser son los mismo. Inteligencia y sensibilidad son lo mismo. Cuanto más sentido tiene algo, más sentible es. Sentir es llenar de sentido, hacer sensible. El sentido de la vida es la apertura a un sentir que es pura espontaneidad, una alineación de la sensibilidad y la inteligencia con la vida. Este es el sentido sin-sentido. Esta es la intención sin-intención (3).
Pero es tal el anhelo que tenemos del ser, que tendemos a llenarlo todo precipitadamente de sentido. De alguna manera sentimos que estamos llamados a ser en toda nuestra plenitud y, en ausencia de esa plenitud, sentimos ansiedad, desesperación o rabia. Cuando el sentir se refina, cuando se queda solo en eso, sin ningún anhelo o ansiedad de ser nada más, de tener ningún sentido, ninguna utilidad, ninguna intención… queda la presenciación.
“La verdadera presenciación es un estado de presenciación pura, sin el menor intento de hacer nada sobre el acontecer presenciado.” (Nisargadatta Maharaj)
Presenciación es poner la atención en la atención misma. Presenciación es estar presente activamente, ocupar el espacio vital, receptividad en buena disposición, pleno sentir. Hay por tanto un conocimiento directo de las cosas, cuya única garantía es sentirlo, presenciarlo, algo que solo podemos hacer por nosotros mismos. El sentir se revela, el pensar se desvela, y cuando no, los construimos para llenar vacíos: horror vacui.
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(1) La Biología, como ciencia que es, está comprometida a evitar las explicaciones teleológicas.
(2) Autopoiesis es un concepto, introducido por los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela en 1973, para definir la vida como la capacidad de producirse y mantenerse a sí misma.
(3) La acción artística colectiva Vaciando-sé, realizada en 2010 en Las Palmas GC, que consistió en la limpieza de un espacio arquitectónico público en desuso, supuso una indagación sobre este tipo de procesos, basado en los principios de encaje, contagio e intención sin-intención.